A 52 AÑOS

Cada 11 de septiembre, conmemoramos el golpe civil-militar perpetrado en nuestro país por el ejército, la marina, la aviación y carabineros, con el dictador Augusto Pinochet a la cabeza.

Como siempre esta fecha no tiene el mismo significado para todos los chilenos. Un sector de la sociedad más bien lo celebra, pues este hecho histórico significó asegurar sus privilegios “per sé”, sin que el horror sufrido por miles y miles de chilenos significara algo que perturbe su ambición, hasta el día de hoy.

Sin embargo para quienes acompañábamos con toda nuestra fuerza e idealismo el proceso de la Unidad Popular, con Salvador Allende cómo su máximo líder, tiene otro significado. Un significado mucho más humano, profundo y trágico.

Nosotros conmemoramos esta fecha y la recordamos como la brutal interrupción de un proceso que buscaba transformar a Chile en un país, más equitativo, más justo y humano. Fuimos protagonistas de los días más felices de nuestra patria, entregando nuestra fuerza, nuestra alegría y poniendo en este proyecto nuestra consecuencia y sueños, compartiendo esa alegría con los trabajadores/as, de la ciudad y del campo, con los intelectuales, y profesionales, estudiantes, pobladores/as, hombres y mujeres con una clara conciencia de clase, que los impulsaba a abrazar esta noble causa.

Así mismo fuimos posteriormente perseguidos, secuestrados, relegados, exiliados, brutalmente torturados, asesinados y hechos desaparecer, sin clemencia alguna, por seres enajenados llenos de odio que descargaban toda su perversidad contra seres reducidos e indefensos. Pero es importante clarificar que nada de lo vivido hace que reneguemos de los maravillosos mil días de la Unidad Popular y de haber confiado en su máximo líder, nuestro querido compañero Salvador Allende. Si volviéramos a nacer, volveríamos a abrazar esta causa con la misma pasión.

Hoy a 52 años del golpe, podemos establecer, que el sistema económico neoliberal impuesta en dictadura ha sido muy bien administrado por todos los gobiernos post dictadura. Quienes no solo lo han administrado, sino que lo han profundizado, despojando a nuestra patria de sus recursos en beneficio de corporaciones extranjeras. Han desarticulado el movimiento social, han quitado los derechos de los trabajadores.

Para los que somos ex prisioneros y prisioneras sobrevivientes de la represión dictatorial y nuestras familias, sigue pendiente eso de la verdad, justicia y reparación.

Pero como dijo el compañero Salvador Allende, sabemos que “más temprano que tarde, otros hombres [y mujeres] abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre [y la mujer] libre”.

¡Honor y gloria para todos nuestros mártires!

¡Honor y gloria para nuestro líder ejemplar, compañero presidente Salvador Allende!

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