Estimadas compañeras y compañeros, para mí es un honor tener la oportunidad en este magno evento de dirigirme a ustedes.
Especial importancia tiene este evento ya que es un encuentro en el que se hace práctica viva del espíritu unitario que caracteriza a cada una de nuestras organizaciones, conscientes de que sin este elemento unitario no será posible lograr los objetivos que nos hemos propuesto.
Desde que asumimos el compromiso de luchar por dignificar y hacer respetar el derecho que nos asiste como sobrevivientes de la prisión política y tortura, lo hemos hecho responsablemente, sin hacer concesiones de ningún tipo, ni políticas ni personales, teniendo siempre presente los legítimos intereses que nos asisten.
La lucha por la justicia y el respeto a los derechos humanos nunca ha sido fácil, con mayor razón cuando los poderes fácticos se encargan de atornillar al revés usando sus peones quienes se encargan de desorientar, de dividir el movimiento, para de esa manera evadir su responsabilidad de realizar leyes que cumplan con lo establecido en los tratados internacionales suscritos “voluntariamente” por Chile, y no hacer leyes tipo parche con las que no se dignifica a las víctimas de la dictadura.
Queridos compañeros, muchas veces he manifestado que los tratados internacionales de derechos humanos no existen por mera buena voluntad de los gobiernos que las crearon; ellos existen porque muchos mártires sufrieron y derramaron su sangre obligando a los Estados a reaccionar para así evitar que esos abusos sigan ocurriendo. Por lo tanto cuando nosotros reivindicamos esos derechos, estamos cumpliendo con la obligación moral de dignificar a esos mártires de la historia como también dignificarnos nosotros mismos. Por lo tanto, exigimos se haga justicia, pero entendiendo este concepto en forma integral, justicia no es solamente como algunos lo entienden encarcelar a los asesinos y abrir un Centro de Memoria, nosotros entendemos por justicia algo mucho más integral: Justicia es establecer la verdad, castigar ejemplarmente a los asesinos y torturadores y reparar integralmente a las víctimas de delitos de lesa humanidad.
Si repasamos brevemente lo que han realizado los gobiernos pos dictadura nos daremos cuenta que con respecto al establecimiento de la verdad, podemos decir, en cuanto a los compañeros ejecutados y detenidos desaparecidos son muy pocos los casos en que después de largos juicios se ha logrado llegar a la verdad. Con respecto a los ex prisioneros políticos y torturados la situación es aún más grave ya que gracias al artículo 15 de la Ley 19.992 se evitó el desfile de militares por los tribunales. el secreto por 50 años o encubrimiento oficial de la tortura. Con respecto al castigo ejemplar que debieran recibir los genocidas vemos como todos los poderes fácticos se coluden: por un lado los jueces que frente a graves y aberrantes crímenes de lesa humanidad aplican aberraciones jurídicas como la absurda prescripción o media prescripción, contraviniendo lo que establece la legislación internacional, permitiendo así que los feroces genocidas, con muy pocas excepciones, terminen cumpliendo penas irrisorias o simbólicas en la comodidad de su “berger” en sus hogares. Y esto ocurre, queridos compañeros, porque los jueces tienen la libertad de aplicar “su criterio” ya que el poder legislativo no considera importante, ni menos urgente, legislar y escribir en “blanco y negro” en la ley que ante delitos de lesa humanidad no se debe aplicar este tipo de atenuantes, de tal modo que las condenas tengan relación con los graves crímenes cometidos.
Con respecto a la reparación lo tenemos todos muy claro que hemos sido maltratados por la forma irrespetuosa, fraudulenta e infame, en que se establecieron las leyes reparatorias. Ignorando todo lo establecido en la legislación internacional, soslayando nuestros derechos. Queridos compañeros, hecho el análisis, a todos nos queda claro que en Chile no hay justicia. Es más, Chile es el paraíso de la impunidad: impunidad, jurídica, política, biológica y social.
Son estos los hechos que nos obligan a seguir adelante más unidos que nunca y, aun cuando cada día el paso del tiempo deja sus huellas en nosotros, mientras nos queden fuerzas, debemos seguir adelante con nuestra lucha.
Somos la memoria viviente y presente, exigimos respeto por parte del Estado de Chile y de parte de aquellos que lo representan.
Queridos compañeros y compañeras, la lucha continúa… hasta la victoria siempre!!!
ENCUENTRO ZONAL DE RANCAGUA
Sábado 23 de Agosto de 2014