LA CONCERTACIÓN ANTE EL TRIBUNAL DE LA HISTORIA:

ARGENTINA: ULTIMA HORA.

Argentina: Declaran «inconstitucionales» los indultos a Videla y Massera EFE LA Nación, 25 de abril de 2007

Un tribunal de Argentina declaró hoy «inconstitucionales» los indultos que beneficiaron en 1990 a Jorge Videla y Emilio Massera, dos de los tres militares que encabezaron el golpe de Estado de 1976, informaron fuentes judiciales.

Con la resolución de la Cámara en lo Criminal Federal recobran vigencia las penas de reclusión perpetua impuestas en 1985 a los ex jerarcas del último gobierno de «facto» (1976- 1983).

Desde la anulación en 2003 de las denominadas «leyes del perdón» que beneficiaron a represores de la dictadura, varios jueces han declarado inconstitucionales los indultos decretados por el hoy ex presidente Carlos Menem (1989- 1999).

Miércoles 25 de abril de 2007

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….EN CHILE:…….? (Justicia en la medida de lo posible (Lagos). «Lo «posible» lo define la Derecha.

De: Manifiesto de los historiadores.

-Enviado por Mario Gonzales, Osorno.

Hoy, 2007, tras 17 años de gobierno, los “demócratas” están orgullosos por los indicadores del desarrollo macro-económico del país (no social), sobre todo porque concita el aplauso del capital financiero internacional y, simultáneamente, del empresariado nacional (sin contar el vitoreo inútil de la barra “pinochetista”). Se sabe que los indicadores sociales –que hoy no están progresando – están por de pronto amontonando bencina social y cultural, lo que augura la irrupción, si no de los rockets y Hawker Hunters de Gustavo Leigh, al menos el molotoverío de la agitación social.

Por eso, el estado actual del ardid histórico es (variables más, variables menos) éste: ¿podrá la Concertación hacer algo más que perfeccionar el perfil internacional del modelo neoliberal de la dictadura, antes de que el 50 o 55% que la apoya decida hacer algo más que las típicas (y truncas) agitaciones sociales del pasado? El modelo neoliberal, en sí mismo, ya no admite en Chile más perfeccionamiento neoliberal: ha llegado a ser el caso más ortodoxo y extremista del mundo.

Si lo que le faltaba a ese modelo antes del gobierno de Ricardo Lagos eran tratados de libre comercio con las grandes potencias del mundo, hoy cuenta más de 50 países asociados bajo ese esquema (incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y van ahora Japón y China), y la suma sigue aumentando, mes a mes. Si durante la dictadura el capital extranjero mostraba reticencias, en la actualidad no sólo controla casi el 70 % de los rubros acumulativos más importantes, sino que su omnipresencia induce a los capitalistas chilenos a invertir sus ganancias en el extranjero (la inversión chilena en el exterior suma sobre 60.000 millones dólares, de los cuales la mitad corresponde a los fondos sociales de las AFPs).

Si las tasas de crecimiento anual fluctuaron hasta 1996 entre el 6 y el 7 % como promedio, hoy llegan con dificultad sobre el 4 o 5 %.

Pero las ganancias privadas de las grandes empresas están sobrepasando regularmente el 35 % anual (tres veces sobre el promedio norteamericano y cuatro veces el japonés). La saturación del modelo neoliberal está produciendo, por todo eso, la aparición de capitales ociosos dentro del país (que se gastan construyendo edificios de departamentos y cadenas de malls, supermercados y farmacias), y la única solución que se ve a esa plétora es aumentar el límite de inversión de los fondos AFPs en el exterior, del 30 % que es hoy, a 80 % en tres años más (los empresarios quieren que sea en menos tiempo). No es extraño que los informes de las consultoras internacionales (Standard & Poor’s, por ejemplo) señalen que las exportaciones del país tienen poco valor agregado, y que el conjunto de la economía se debate en su incapacidad para producir tecnología.

El modelo neoliberal es, en el fondo, primario-exportador y, como tal, llegó a su máximo desarrollo. No puede más. Está, como se dijo, en régimen de “meseta”. O sea, históricamente, en fase de espera. En lo económico, el modelo neoliberal en Chile tocó techo superior.

No ocurre lo mismo con los indicadores sociales que, año a año, empeoran, aproximándose a ese punto mínimo donde se producen la ignición y la explosión. Una rápida revisión de esos indicadores puede ilustrar esta afirmación. En lo laboral: el 80 % de los chilenos trabaja para las pequeñas o medianas empresas (PYMES), no para las grandes empresas con alto estándar competitivo; el 93 % de los nuevos contratos de trabajo dura menos de 4 meses; el 75 % de los nuevos empleos corresponde a opciones de auto-empleo; el 45 % de los empleos corresponde a alguna forma de empleo precario (temporal, sin contrato y sin previsión); la distribución del ingreso aumenta año a año su desigualdad, llegando a ser la más injusta en siglo y medio y una de las peores del mundo, etc. Como resultado de esta situación laboral (algunos senadores “demócratas” proponen, además, eliminar la indemnización por despido, y compensarla con una previsión “solidaria”), cada vez menos chilenos quieren ser proveedores de familia y hogar.

Tampoco puede extrañar que más del 45 % de los chilenos presente complicados síntomas neuróticos y que sobre el 40 % de ellos no entienden lo que leen (60 % de ellos no leyó ningún libro en el año 2005). ¿Cabe sorprenderse porque los niños callejeen y no aumenten sus puntajes en las pruebas SIMCE, ni bajo estándares chilenos, ni bajo los internacionales? ¿No es sorprendente que las autoridades no difundan por todas partes el informe de la comisión OCDE sobre la educación chilena, que concluyó que ésta es competitiva (no solidaria), mercantilista (no humanista) y clasista (no comunitaria)? Y no cabe sino extrañarse de que Paz Ciudadana se sorprenda porque, a pesar de que el modelo neoliberal culminó su desarrollo, la violencia y la tasa de delitos contra las personas y las cosas siga aumentando, afuera en la calle, y dentro del hogar.

Es explicable, a final de cuentas, que, por todo esto, las encuestas de la Universidad Diego Portales, de El Mercurio Opina S. A. y de la Corporación Genera coincidan en que entre el 85 % y el 90 % de los chilenos no sienten ni credibilidad ni confianza en el Congreso Nacional, en el Poder Judicial, en los partidos políticos y en los políticos.

La Concertación está orgullosa de los parámetros macro-económicos, pues eso indica que está administrando “bien” la herencia que se le encomendó. Los empresarios, como es natural, se frotan las manos (y los bolsillos). La barra “pinochetista”, como cabía esperar, mostró su irrefrenable prepotencia (en el sepelio de su General). Pero todos debieran –o debiéramos– preocuparse de los indicadores de “desarrollo humano” (social). Pues es evidente que se está viviendo una nítida “crisis de representatividad” y que está en desarrollo una larvada “transición popular” autónoma, cuya futura proyección histórica y política no está siendo debidamente considerada. Pues la movilización cívica de los estudiantes secundarios (“pingüinos”) fue, sólo, un anuncio. Tal como fueron las premonitorias movilizaciones estudiantiles de 1949 (“huelga de la chaucha”) y 1957 (jornadas del 2 y 3 de abril).

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