Estimados/as compañeros/as, llega el momento de despedir el año 2022 y entrar de lleno en el año 2023. Estamos dejando atrás un año que, con un golpe de doloroso realismo, muchos/as aún no han podido entender ni asimilar. Se apagó el espejismo de la elaboración de una nueva constitución. Esta tenía características de paridad, era participativa, aseguraba los derechos por sobre la subsidiaridad del estado, daba reconocimiento a los pueblos-naciones originarios, tenía una mirada regionalista, etc. Obviamente, lo que la Convención Constitucional (CC) elaboró fue una amenaza para los privilegios de los poderosos del país, y lograron que una masa inconsciente los avalara, votando rechazo en el plebiscito de salida.
Sabemos que la CC surgió cómo un salvavidas para la clase dominante y su elite política en general y del Ex Presidente Piñera en particular, y mayormente para la propia constitución de la dictadura cívico militar de Pinochet. Esta CC no nació del soberano, que es el pueblo. Nació como producto intelectual de la servidumbre de la oligarquía, que con esta medida y todos los resguardos que tomaron (ley 21.200, obligatoriedad del voto), sabían que no iba finalmente a dar fruto alguno, pues de eso exactamente se trataba. Había que ganar tiempo, había que desmovilizar al pueblo que luchaba con valentía en las calles, pero que carecía de un instrumento político que fuera capaz de aglutinar y darle una visión política de futuro.
Las reivindicaciones que se planteaban eran de seguro muy sentidas, producto del grave estado de deterioro de la institucionalidad, del abuso descarado, de las injusticias y de la brutal desigualdad. Con el correr de los meses, esas demandas se clarificaban y se volvían más políticas. Pero, sin embargo, el diagnóstico que se hacía, no lo seguían con claridad las acciones que eran necesarias para que este estallido social o revuelta popular como le quieran llamar, pudiera imponer los cambios que se necesitaban para terminar con las estructuras neoliberales de nuestra sociedad.
Los profesionales de la política, (podríamos decir la gran mayoría) pueden ser unos caraduras, faltos de vergüenza y corruptos, pero son profesionales muy competentes a la hora de defender sus propios intereses y los intereses de quienes los financian. Con mucha facilidad embaucan al pueblo, para eso han trabajado sistemáticamente en destruir el tejido social, en retirar de la malla curricular educacional las asignaturas que le pudieran entregar luces a un pensamiento crítico. Le agregan a eso una feroz campaña del terror, a través de sus controlados medios de comunicación. El resultado es siempre inequívoco.
Lograron el objetivo que siempre tuvieron de mantener el “status quo”. Ahora, no hay nada que les impida mostrarse desnudos, en su falta de rigor, de ética y decencia política, tomando en sus deslegitimadas manos la elaboración de la nueva constitución. Y por supuesto el Gobierno dando explicaciones y buscando escusas para justificar su falta de compromiso con el pueblo y su sumisión para con la servidumbre de los oligarcas que se encuentran en el parlamento, inclusive también en cargos de gobierno.
Muchas fueron las voces que advertían sobre esta farsa sostenida que hemos vivido desde octubre de 2019. Voces que fueron aisladas y consideradas cómo reacciones propias de resentidos sociales que se oponen a todo y no acostumbran a ver el “vaso medio lleno”. Sin embargo, hoy queda demostrado que estaban en lo correcto.
Este proceso que se nos ofrece hoy es la coronación de la antidemocracia, una burla y una maquinación infame que ofende en forma grotesca, la inteligencia de las personas progresistas y humanistas que buscamos y luchamos por tener un país más justo y equitativo, donde la corrupción no sea vista cómo mérito.
En el ámbito de los derechos humanos, llegaremos al 2023 sin ver avances. El cambio de gobierno no ha traído los cambios de actitud de los gobernantes para con el pueblo. Se continúa criminalizando al movimiento social, la Araucanía sigue militarizada, se sigue reprimiendo en forma desmedida e inhumana a quienes hacen uso del legítimo derecho a manifestarse consagrado inclusive en la propia constitución que tanto protegen.
A pesar de nuestra debilidad, en la UNExPP continuaremos con nuestro trabajo para buscar justicia en las cortes, por medio de querellas. A la vez, instamos a nuestros compañeros y compañeras que estén en el Reporte Valech a iniciar demandas por indemnización en sus regiones, procurándose abogados que tomen esas causas, asegurándose siempre que no los exploten con cobros usureros.
Los vientos no soplan a favor del pueblo, por lo tanto, los esfuerzos de las fuerzas sociales conscientes deben duplicarse. Nunca debemos perder de vista que nada nos será regalado, que estamos lejos de que VERDADERAMENTE se abran las anchas alamedas. Por eso, los instamos a redoblar esfuerzos y entrega, pues sólo luchando unidos se logrará imponer la visión del bien común por sobre la visión inhumana del neoliberalismo.
Para el 2023, feliz desobediencia y prospera resistencia y que la dignidad y la rebeldía nos acompañen.
14 opiniones en “EL 2023 SEGUIRÁ SIENDO UN AÑO DE LUCHA”