“Fui secuestrado, llevado a un centro de tortura me golpearon, me tuvieron en una aposento inmundo, donde debí permanecer por muchos días a oscuras y allí mismo, orinar y defecar, sin comer. Sólo me sacaban para torturarme, aplicándome electricidad en todo el cuerpo, principalmente, en la lengua, oídos, genitales, me violaron, me metieron palos por el ano, me destrozaron mis dientes, mi columna, mis costillas y me reventaron los oídos. Me destruyeron físicamente y psicológicamente para siempre”.
“Primero detuvieron a mi madre, yo era apenas una adolescente, una patrulla de carabineros me sacó de mi casa y me llevaron a un centro de tortura, allí fui salvajemente torturada y violada en forma reiterada por al menos once o doce de mis opresores. Me provocaron un prolapso de útero y luego me dejaron allí desnuda tirada en el suelo con una hemorragia genital… me rescató un doctor amigo de mi madre, me cubrió con su abrigo y me sacó del lugar… Cuando creí todo había pasado, llegó nuevamente una patrulla de carabineros en un furgón con al menos cinco efectivos me secuestraron me sacaron hacia un camino poco transitado y me violaron nuevamente TODOS, luego me abandonaron en el lugar…. y esto se repitió tres veces… Resulté con un embarazo de alguno de ellos, pero que no llegó a término… Hoy sobrevivo con graves secuelas físicas y psicológicas”
El relato de estas dos personas, cuyos nombres omitimos, porque éstas atrocidades, pueden ser el relato prácticamente de casi todas las víctimas de secuestro, prisión y tortura, realizado por las asociaciones ilícitas, y maquinaria de exterminio, instaladas por la dictadura, para este fin. A todas estas personas el Parlamentario Urrutia, las llamó TERRORISTAS QUE SÓLO BUSCAN AGUINALDOS DEL ESTADO y justifica y apoya a quienes cometieron estas barbaridades, buscando aumentar la impunidad ya existente.
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