Cuando alguien se cataloga de humanista, de demócrata y de defensor de la libertad y de la democracia, debe actuar en consecuencia. Por lo que es incomprensible que pueda estar de acuerdo con este tipo de actos. De lo contrario me pregunto: ¿En que nos diferenciamos los demócratas, los humanistas, de los “terroristas”, o de aquellos que cometen delitos de lesa humanidad?
En mi calidad de dirigente de una organización de Derechos Humanos, no debo, no puedo, ni quiero callar frente a hechos que me parecen actos de una barbarie inaceptable; menos aún cuando estos actos se hacen en nombre de la democracia y la libertad.
Nuestra historia reciente está llena de estos sucesos, que han dejado una profunda y dolorosa herida en la vida de muchas personas, actos que provocaron un quiebre en la sociedad, quiebre que perdura hasta el día de hoy. Sin duda las heridas se cerrarán pero sus cicatrices serán el testigo mudo de un tema que no se superará jamás sin la adecuada justicia.
Los medios dan cuenta de un “hecho histórico”, Bin Laden está muerto, asesinado por un comando especial y muchos celebran. No es mi intención justificar al líder islamita, pero tengo absolutamente claro que este personaje es producto de las escuelas de inteligencia del Pentágono y que como buen producto de esta escuela se transformó en agente de la CIA, que prestó sus mejores servicios para derrocar a un dictador e instalar a otro al gusto de quienes fueron sus gestores. Lo mismo ocurrió con Gadafi (formado en el Reino Unido) otro producto que cuando deja de ser útil se les declara enemigos.
No me cabe la menor duda que el comando no tenía la intención de detenerlo, la orden seguro era matarlo. Pero aún aceptando que teniendo la intención de capturarlo Bin Laden se resistió y resultó muerto, no es aceptable que personas que se hacen llamar defensores de la democracia, después de la identificación, no entreguen el cuerpo a sus familiares para que éstos le den sepultura como todo ser humano merece y cometan la barbarie de tirar su cuerpo al mar.
Nada puede justificar un actuar así, como nada puede justificar que el señor José Miguel Insulza “justifique la decisión de EEUU de tirar su cuerpo al mar”; me pregunto: ¿Justificará este señor también que los cuerpos de muchos detenidos desaparecidos hayan sido lanzados al mar por orden del dictador?
Cuando alguien se cataloga de humanista, de demócrata y de defensor de la libertad y de la democracia, debe actuar en consecuencia. Por lo que es incomprensible que pueda estar de acuerdo con este tipo de actos. De lo contrario me pregunto: ¿En que nos diferenciamos los demócratas, los humanistas, de los “terroristas”, o de aquellos que cometen delitos de lesa humanidad?
No puedo comprender que puedan pensar que lanzando su cuerpo al mar podrán dormir más tranquilos, lo que ya lograron con este acto es simplemente que se ponga en duda la veracidad de esta noticia, ya que ante los ojos de millones de personas en el mundo esto suena a montaje y a manipulación.
Independientemente de cualquier situación, todo ser humano tiene derecho a que se le respete la vida, se le respete su integridad física y psíquica y si ha cometido un ilícito se les someta a un juicio justo y, en la peor de las situaciones, tiene derecho a ser sepultado por sus familiares para tranquilidad de todos. Si tenemos que recurrir al asesinato para proteger la democracia, se me viene a la memoria una frase dicha por el más grande de los humanistas del mundo, Mahatma Gandhi: “Ojo por ojo, y todo el mundo acabará ciego”.
Nelly Cárcamo Vargas
Presidenta Nacional de la UNExPP de Chile
Unión de Ex Prisioneros Políticos de Chile